Partes de una fortaleza moderna
Imagen interactiva con las partes de una fortaleza sobre el castillo de San Felipe (Ferrol). Ilustración de Rubén Rial.
“Fortificar” significa hacer fuerte una posición. En la Edad Moderna se adapta la fortificación a la topografía de su emplazamiento, maximizando la potencialidad defensiva del lugar, y transformado el espacio mediante la construcción de una arquitectura diseñada siguiendo los principios de la fortificación recogidos en los tratados militares. En este período, momento crucial en Europa en el que se están formando los estados modernos, la defensa de los territorios y de las poblaciones era una cuestión de Estado de primer orden, por eso se desarrolla una tratadística específica sobre el arte de Fortificar.
La fortificación moderna se denomina fortificación abaluartada, por ser el empleo del baluarte su característica más específica. Su desarrollo viene de la mano de los cambios producidos en la manera de “hacer la guerra” y de la introducción de la pólvora que llevó aparejado el desarrollo de la artillería y de las armas pirobalísticas y necesitó de una nueva arquitectura para albergar elementos como los cañones y responder a los ataques con estos nuevos sistemas ofensivos.
En la Edad Moderna se produce así la transformación de muchas defensas medievales en plazas fuertes adaptadas a los principios de la nueva fortificación (cómo A Coruña o Ferrol). Algunos de estos cambios ya habían comenzado en la Baja Edad Media, pero culminarán en el siglo XVI con la aparición de la fortificación abaluartada.
La transformación producida no sólo afectará a la arquitectura sino también a la relación con el territorio en el que se emplaza. Las fortalezas van a descender la altura de sus muros con respeto a los castillos medievales y se ataludan; van a ocupar superficies cada vez mayores por el uso de sistemas complementarios de defensas exteriores (fosos, caminos cubiertos, medias lunas, revellines…), donde cada elemento de la fortificación depende de otro para su defensa.
Los avances en la artillería obligan también a buscar nuevos modelos arquitectónicos que pudieran resistir el impacto de la misma, minimizando los daños ocasionados por las balas, construyendo más rápido y adaptando los modelos al terreno. La nueva tipología se corresponde con un recinto poligonal y con el uso del bastión que sustituye a las torres medievales, lo que genera formas en planta estrellada.
La disminución de la dimensión de los cañones que se van a transportar sobre cureñas, permite aproximar la artillería a las fortificaciones y abrir brechas en las murallas, lo que también obliga a disminuir la altura de las mismas y su composición. Frente a los castillos medievales que empleaban muros de cantería, ahora es necesario hacerlos de mampostería para que las balas queden engastadas y no los rompan, generando un punto de acceso al interior del recinto defensivo.
También se construyen terraplenes por el interior sobre los que situar la artillería; se sustituyen los matacanes de la parte superior de las murallas por parapetos macizos más resistentes; se refuerzan los cimientos gracias al uso de muros que por el exterior son ataludados y avanzando los bastiones hacia la campiña para impedir la aproximación del enemigo a la fortaleza. Los bastiones acaban por transformarse en baluartes (elementos salientes en forma de punta de flecha) y aparecen nuevos elementos como revellines, medias lunas o casamatas. Entre los siglos XVI y XVIII esta fortificación será objeto de la busca de nuevos modelos encaminados a la mejor defensa de las plazas y las poblaciones que albergan (el Castelo de A Palma en Mugardos o el de San Felipe en Ferrol muestran esta evolución).
El aspecto más importante en el diseño de una fortificación era su planta pues debía adaptarse al lugar en que se emplazara. La planta de una fortificación abaluartada se basa normalmente en el uso de polígonos irregulares, aunque la tendencia era la de intentar regularizar estos polígonos, siendo las figuras más idóneas el pentágono y el hexágono.
Existen hasta ocho tipos de edificaciones militares, que pueden ser de dos subtipos según su permanencia en el tiempo y la rapidez de su ejecución, la fortificación permanente (realizada con materiales permanentes) o la fortificación de campaña (realizada con materiales perecederos y menos duraderos):
Castillo: fortalezas hechas siguiendo el modelo antiguo. Formada por fosos, murallas y torres de gran altura. Suene situarse en lugares preeminentes. En la poliorcética moderna con la aparición de la artillería deja de ser útil.
Fortaleza: construcción defensiva preparada para la guerra moderna basada en la artillería. Se caracteriza por no ser visible hasta estar encima de ella. Presenta trazado complejo, con gran desarrollo longitudinal, con cortinas, baluartes, fosos, glacis e incluso obras exteriores que aumentan su superficie.
Plaza fuerte: fortaleza que contiene a los habitantes de una ciudad o villa, y la tropa para su guarnición.
Fuerte: fortaleza de pequeño tamaño; suene contar con cuatro baluartes. Se construye para ocupar un puesto de importancia.
Ciudadela: fortaleza normalmente pentagonal o hexagonal, situada en en la parte más ventajosa de una plaza mejorar la defensa y protección.
Batería: Pequeña fortaleza con las características de obra fuerte donde se disponen piezas de artillería, con la intención de proteger lugares inmediatos a los castillos. Son muy abundantes en la costa coruñesa.
Plataforma: batería de figura rectangular o trapezoidal, que a veces suple al baluarte plano.
Reducto: Defensa normalmente cuadrada, con foso, parapeto y terraplén, sin ninguna defensa lateral.
El Baluarte es el elemento más importante de una fortificación de la Edad Moderna, creado por primera vez en Italia en el siglo XV. Se dispone en los ángulos de la fortaleza y de su magnitud y construcción depende buena parte de la defensa de la misma. Desarrolla una forma avanzada en figura triangular que permite el uso de sus caras exteriores para la defensa de las cortinas y el apoyo al baluarte contrario para lanzar un fuego cruzado que permita la defensa de la plaza.
El baluarte se componen de varias partes.
Cara: lados más avanzados que desembocan en un ángulo capital. Se defiende a través de los flancos.
Flanco: lados menores que unen las caras con las cortinas. Puntos de mayor operatividad para la defensa, desde cualquiera de sus partes se debe descubrir la escarpa de la mitad de la cortina, el flanco y la cara del baluarte contrario, su foso y camino cubierto.
Gola: línea imaginaria que une los dos puntos donde confluyen los baluartes con las cortinas.
Plataformas altas o plaza de armas: espacio superior que cierra el baluarte en el que se disponen las piezas de artillería pesada.
Plataformas bajas, Casamatas: lugares situados en los flancos a media altura donde se sitúan piezas de artillería con las que hacer tiros rasantes.
Contrafuerte o machón saliente que fortalece un muro. Sirve también para protección de los disparos laterales.
Lugares situados en los flancos a media altura donde se sitúan piezas de artillería con las que facer tiros rasantes.
Abertura larga e estrecha en un muro para disparar por ella. Era normalmente más estreicha en la parte exterior que en el interior el muro.
Abertura en el parapeto entre dos merlones para que puedan disparar los cañones.
Pequeña torre en forma de linterna construida sobre el cordón, normalmente en todos los ángulos salientes del recinto para abrigo y defensa de los centinelas.
Lugar para reunión de la tropa.
Espacio profundo que rodea la fortificación y que constituye una parte fundamental en su defensa. Pueden ser de agua o secos. Predominan estos últimos ya que permiten retiradas, salidas y maniobras de comunicación y defensa.
Obra exterior compuesta de dos medios baluartes unidos por una cortina. Tenía terraplenes, contramurallas y foso. El plan de defensa se completaba con revellines en las cortinas y golas de los baluartes:
Hornabeque simple: cortina y dos medios baluartes en los extremos.
Hornabeque doble o Corona: dos medios baluartes en los extremos, y un baluarte entero en el centro, los tres unidos por cortinas.
No era conveniente que la fortificación tuviera muchas puertas, porque eran puntos débiles donde se podía perder la plaza en ataques por sorpresa. Solo se debían realizar las necesarias para hacer las salidas y se debían ubicar en el centro de las cortinas, mejor defendidas por los flancos. Estaba compuesta por Portada (fachada arquitectónica) y Portón (puerta que cerraba la Plaza).
Corredor situado en un nivel superior de la contraescarpa que circunvala la plaza y sus obras exteriores.
Paredes laterales del foso de perfil ataludado; la escarpa es la que está en contacto con la cortina (dándole mayor resistencia) y la contraescarpa con el camino cubierto.
Muro situado entre los baluartes que cierra el perímetro del polígono fortificado. La parte interior de la se cortina se construía con un perfil recto, pero la parte exterior se ataludaba para dar mayor resistencia al fuego de artillería y facilitar el rebote de los proyectiles. En la parte superior cuenta con:
Cordón magistral: moldura de media caña que separa la cortina de su continuación en el parapeto. Materializa la linea magistral, el límite de las lineas interiores del fuerte (el suelo de la plaza).
Parapeto: Parte alta de la cortina, situado sobre el cordón, debe ser grueso para resistir o fuego del cañón. Tiene por función proteger la tropa situada sobre el adarve.
Banqueta: grada que se hace sobre el terraplén que rellena el baluarte y cortina, inmediata al parapeto.
Situado fronte a la cortina para defenderla, consiste en un ángulo saliente revestido de mampostería.
Elemento que se forma desde la parte más alta del camino cubierto descendiendo cara al campo en una pendiente suave.
Posee una cara y un flanco. En el caso de San Felipe hay dos situados en los extremos del hornabeque, en el frente de tierra.
Acumulación de material (como tierra) en contacto con la parte interior de las cortinas y baluartes, cuya finalidad era dar mayor resistencia a los muros de la fortaleza, amortiguar los impactos de los proyectiles, acceder a la parte superior y disponer en él las piezas de artillería, constituyendo a lo largo de todo el perímetro de la obra una superficie practicable.
Estructura defensiva compuesta por bloques de piedra de mayor o menor tamaño, que rodea una torre o núcleo central, presentando uno o más accesos y siendo de altura variable. Su complejidad y entidad aumentan conforme se avanza en las formas arquitectónicas, pudiendo tener torres en medio, conocidos como torreones.
Estructura defensiva compuesta por bloques de piedra de mayor o menor tamaño, que rodea una torre o núcleo central, presentando uno o más accesos y siendo de altura variable. Su complejidad y entidad aumentan conforme se avanza en las formas arquitectónicas, pudiendo tener torres en medio, conocidos como torreones.